Friday, January 25, 2008

Los idiomas también pueden morir


Por: Yohanes Manhitu

IGUAL que los seres humanos o a los otros seres vivientes, como por ejemplo las plantas o los animales, los idiomas pueden morir. En otras palabras, un idioma no es inmortal. Pero un idioma puede existir dinamicamente durante un período indeterminado, y eso depende de sus hablantes y también del ambiente politico y económico donde vive. Pero, ¿cuándo puede morir un idioma? Un idioma se considera muerto cuando no se habla más, aunque haya escrituras preservadas (libros, gramáticas, diccionarios, manuscritos, etc.) y documentos escritos en él. Nos dicen los expertos en el campo lingüístico que cada año hay idiomas que desaparecen del mundo; es una desaparición eternal. Y según el conocimiento general, cuando desaparece un idioma, desaperece también la cultura que se expresa en él. Con respecto a este caso, parece importante distinguir estos tres términos: idioma moribundo, idioma muerto, y idioma extinto. Como indican sus nombres, un idioma moribundo es uno que está a punto de morir, un idioma muerto es uno que no se utiliza más en comunicación oral, pero todavía tiene existencia como lengua escrita y aún se enseña en algunas escuelas o algunos institutos como lengua de civilización antigua. El buen ejemplo de este tipo sea el latin o bien el griego clásico. Y el tercero es uno que ha desaparecido totalmente y para siempre. Es decir, no se utiliza más tanto para hablar como para escribir. Se puede imaginar la gran candidad de idiomas indígenas que, a causa de la desaparición total de sus hablantes, muere sin haber sido documentado. 

En un artículo titulado Speaking with A Single Tongue (Hablar con Una Sola Lengua) publicado en Discover Magazine (febrero, 1993), Jared Diamond opina que cada idioma es vehículo por una manera única de pensar, una literatura única, y también una mirada única del mundo. Basarse en su opinión, se puede decir que un idioma es parte integral de la cultura. Sin idioma no hay cultura (sine lingua cultura non est). Solo por medio del idioma se puede expresar pensamientos que luego forman miradas únicas de una gente. Por lo tanto, cuando un idioma desaparece, vendrá la desaparición de un cuerpo completo de cultura y de civilización humana. Diamond nos avisa que los 6,000 idiomas que tenemos hoy en día, se podrán reducidos dentro de un século o más. Ahora, ¿qué podemos hacer para anticipar esta visible pérdida? Lo que más importante es darse cuenta de la existencia de los idiomas, sobre todo de los que necesitan mucha más atención. Teniendo plena conciencia del papel de un idioma, sería urgente dar libertad a una gente para promover su idioma por medio de educación pública, actividades culturales, etc. Normalmente un gobierno que valora idiomas, por ejemplo como identidad nacional, produce regulaciones para los fines de su desarollo y conservación. Tomemos como ejemplo el gobierno de Timor este (Timor-Leste) que ha decidido claramente en la constitución del nuevo país el papel definido del tétun y del portugués como lenguas oficiales y su compromiso para mantener y promover los demás idiomas nativos (el dawan, el macasae, etc.), designados “lenguas nacionales”. Sin reparar en su realización, ha sido ya per se un paso positivo. 

La muerte y la extinción de los idiomas ya han sido una realidad y están en medio de nosotros, supiéramos o no. Si hacemos un censo de idiomas moribundos, muertos, y desaparecidos, produceremos una larga lista de ellos. Por supuesto la tarea de conservar idiomas no es totalmente la de los lingüistas. Siendo hablantes, podemos dar nuestra propia contribución. Por lo menos siguimos hablando y enseñando los idiomas que están al borde de la muerte o de la extinción. Pero si no tenemos la oportunidad de hacerlo, sería aconsejable apoyar los esfuerzos que hace el gobierno o una organización. 

Siendo hablante de dawan (el idioma más comúnmente hablado en la parte occidental de Timor), no creo que nuestra querida lengua va a morir o desaparecer mañana, como los idiomas que menciona Diamond en su susodicho artículo. Pero, como aconsejan los médicos, evitar es mejor que curar. Dicen que hay idiomas en algunas partes de Indonesia que van a morir o desaparecer dentro de diez años porque hoy no tienen más de quince hablantes. En Timor oeste esta tragedia no va a suceder tan pronto porque los idiomas (el dawan, el tétun belu, el bunaq, el kemac, y malaiu-kupang) que se hablan en la parte occidental de la isla tienen relativamente muchos hablantes. A pesar de esta “buena noticia”, tanto el gobierno como el público tienen que trabajar juntos en los esfuerzos de conservar y promover los idiomas indígenas. En términos practicales, el gobierno tiene que establecer institutos específicos que trabaja a favor de estos idiomas. La gente, sobre todo los padres, tienen que presentar su lengua materna a sus hijos, porque son el futuro de la cultura y del idioma. Entonces, prohibir el uso de un idioma es el comienzo de su fin. 

Ya que los idiomas pueden morir, es sabio darse cuenta de la importancia de medidas preventivas en todos los niveles de la vida social. En el caso de Indonesia, siempre creo que cada indonesio/a en general tiene que dominar tres idiomas para expresarse bien local, nacional, y internacionalmente. Es decir, uno tiene que dominar por ejemplo el dawan o el tétun belu para hablar bien con la comunidad de su pueblo natal, el indonesio para comunicarse bien con sus compatriotas (la gente de Indonesia), y el inglés–que hoy en día considerado como lengua internacional más hablado del mundo–para ser un miembro virtual de la comunidad mundial. Y si le gusta, puede aprender un otro más, por ejemplo el español (el castellano), para comunicarse mejor con el mundo. De esta manera, uno puede participar directamente en el movimento de conservar más de un idioma. Para los indonesios en general, no creo que es una tarea muy dificil, porque normalmente se hablan por lo menos dos idiomas en casa, y en la escuela o la universidad se hablan tres o aún más. Dicen que los indonesios son muy buenos estudiantes de idiomas extranjeros.

Yogyakarta, 23 de enero de 2008

1 comment:

  1. Con todo respeto, creo que ese razonamiento va errado -aunque es muy característico de los movimientos de fantasía nacionalista que tanto abundaron a principios del siglo XX-.
    Las lenguas no tienen vida biológica. Sólo entre comillas se puede decir que "nacen", "viven" y "mueren".
    Las lenguas no son sujetos de derecho. Las personas, sí. Los derechos son para las personas. Son ellas las que se comunican en idiomas. Son ellas las que sufren y padecen.
    Las lenguas no sienten nada. Los hablantes, sí.
    Cuando una comunidad humana, sin que medie ninguna compulsión política ni legal, abandona una lengua y adopta otra -cosa que no suele ocurrir de repente, sino que requiere su tiempo- porque en ella se comunica mejor, o por lo que sea, no ocurre nada indeseable. Por el contrario, si esa comunidad humana es víctima de alguna violencia, eso sí es indeseable. No por la lengua, sino por la violencia, y el sufrimiento que la misma comporta a las personas que la padecen.
    Finalmente, en democracia no existen los derechos históricos sino los derechos de los ciudadanos que viven aquí y ahora. Y los conflictos entre ciudadanos de distintas lenguas tendrán que dirimirse con arreglo a principios democráticos.
    Un saludo.

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